Hoy de nuevo estoy escuchando esa canción de Gustavo Cerati,

subo el volumen y esa sensación de escalofríos  se apodera 

de todo mi cuerpo. Esa sensación de querer explotar al escucharla.

Aquí es cuando de pronto todo es tan beautiful como lo pensé, 

logro entender que en realidad lo que él quería era enseñarnos 

es que una canción nos puede transportar hasta donde queramos, 

que podemos soñar y que todo lo que soñamos es lo que merecemos.

 

Vibraciones, palabras no dichas, almas que se encuentran en los 

recodos de lo apenas visible. Todo aquello se condensa en el 

“detrás” de una canción y su código secreto.

Hay canciones que se llevan algo de uno cuando terminan, 

son como romances que se llevan algo de uno, cuando terminan.

Fotografía por Esben Bog-Jensen