Tocan la puerta de aquella manera que sólo tú sabes hacerlo, me punza el corazón al recordar cuanto te amo, aún así no te puedo abrir.

El olor de gardenias en papel periódico tras la puerta, y tú, encabronado. Tal vez por eso huele tanto aquel ramo, despedazado.

Tu amigo estaba sobrio, yo no. Culpable él y yo un poco. Perdón, aunque ya no esté contigo desde hace 3 meses.

Puta madre ya había olvidado tus malditos arranques emocionales, seguramente ya te enteraste. Te digo que te calmes y me mientas la madre. Chingada madre Joel, deja de joder.
Ahora dices que me amas y me perdonas, Ni madres cabrón, nuestro tiempo ya pasó.
Dices que te vas a matar si no te abro, respondo con un haz lo que quieras. Escucho un pequeño gemir y un clac… ¡bang!

Fotografía: Julia Tröndle