Kuepa

¿Cómo nació este local y qué lo hizo diferente desde el principio?
Kuepa nació como refugio de todo aquello que no estaba claro en el mundo. Y aunque ella también sea imperfecta, es un espacio que construye sostén, confianza, calma, nutrición de los sentidos, vínculos transparentes y posibilidades de futuro. Kuepa está hecha con las manos y el corazón, con pocos artificios y sin fórmulas rápidas. Desde su planteamiento hasta sus muebles, hay mucha sinceridad convertida en colores y sabores. El café y el alimento han sido un centro gravitacional que mantiene a las personas conectadas. 

¿Qué parte del día, del espacio o del proceso creativo disfrutan más quienes trabajan aquí?
Disfrutamos las charlas. Entre nosotrxs y con las personas que vienen. Disfrutamos crear e imaginar cambios tanto físicos como simbólicos. Disfrutamos cuidar del espacio.

Si alguien entra por primera vez, ¿qué es lo que no debería perderse?
Quien llega por primera vez a Kuepa la recorre entera, porque cada rincón tiene algo que decir. Luego, puede elegir un espacio y sentarse a tomar un cafecito con algún pan que elaboramos aquí. 

¿Cuál ha sido un desafío interesante que los haya hecho replantearse algo sobre el proyecto?
El mayor desafío ha sido desaprender los mandatos tácitos de cómo colaborar en el plano laboral, porque en realidad lo que nos han enseñado, se parece más a lo opuesto de la colaboración.

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¿Qué influencia, idea o referencia sigue guiando lo que hacen hoy?
Los cuidados de las madres y abuelas, las personas valientes que proponen arriesgando su estabilidad, la gente del campo que cuida la Tierra.

¿Qué lugar, proyecto o persona los ha inspirado últimamente y por qué?
En el mundo del café: Cafaith y el Apapacho son dos proyectos con los que estamos compartiendo. Ambos muy dedicados, perseverantes, con calidad humana y profesionales. 

Si su espacio pudiera invitar a alguien a colaborar por un día, ¿quién sería y qué harían juntos?
Invitaríamos a Mikaelah Drullard a hablar y a hacer volar las mentes de quien venga. Nosotrxs prepararíamos algo rico.

¿Hay algún objeto, rincón o detalle del lugar que tenga una historia que pocos conocen?
Hay una mesa con cajones que lxs clientes han convertido en una especie de buzón de mensajes abiertos. Pocxs lo saben, pero si abren los cajones, verán recados, casi todos con un texto alentador. 

Si este proyecto fuera una ciudad, un libro o un disco, ¿cuál sería y por qué?
Sería una no-ciudad, un libro escrito por muchos autores y un disco que se improvisaría y se bailaría en vivo.

Respuestas por Sara Paola González del Castillo Negrete, fundadora de Kuepa.