• El viento acomoda los trastes en la alacena

    El viento acomoda los trastes en la alacena

    Abrí todas las ventanas. Las ráfagas me arrebataron la última gota que se resbalaba sobre mi cigomático. Busqué algo para volver a levantar los ojos. Soy más peligroso cuando extraño algo. Y, aún así, extrañando: los dedos de la saudade me oprimieron el pecho.