Qué mejor que no entender, sólo sentir

¿En qué piezas o proyectos has estado trabajando últimamente?
Trabajo en una zine, en donde combino fotografía con pensares. 

¿Qué aprendiste (o desaprendiste) mientras trabajabas en ello?
A relacionarme con las palabras. La fotografía ha estado ahí para mí desde niña, pero las palabras me han sido más difíciles de plasmar, y sobre todo de compartir. 

¿Qué palabras, ideas o emociones te rondaban la cabeza?
La ternura, el duelo, la nostalgia de lo pasado, del pasado y de lo que no pasó. 

¿Hubo alguna conversación, película, música o libro que se haya colado en ese trabajo?
Escuchar a Silvana Estrada, sus letras, su música, su voz, es magia. Es un tipo de magia que te invita a crear, que te invita a sentir. 

¿Qué fue lo más difícil que has enfrentado últimamente en tu proceso creativo?
La exposición. Cuando compartí mi trabajo por primera vez con mi gente, fue un acto de vulnerabilidad tan grande. Ser vista desde otro lente.

¿Cuál es tu restaurante favorito y qué nos recomiendas pedir?
Vivo fuera de México hace casi 10 años, a mí tienes que llevarme a cualquier taquería y yo me encargo de pedir cuántas órdenes de tacos al pastor sean necesarias. 

Si este mes tu vida fuera una película, ¿qué título tendría y quién haría el soundtrack?
Sin decir más nada, Daniela Pes, una cantante sarda que canta en una mezcla de sardo y un lenguaje inventado: qué mejor que no entender, sólo sentir.

Recomiéndanos algún artista que sigas, que te inspire, y dinos qué es lo que más te gusta de su trabajo o de su forma de trabajar.
Hablando de fotografía: Rinko Kawauchi. Descubrirla fue un soplo de aire fresco e inspiración, un impulso a crear de manera distinta, desde la sencillez.