Mercurio Retrógrado

Le escribía todas las noches para contarle una a una las costillas a través del espejo. Nos llenábamos los labios de tinta negra antes de rozar nuestras lenguas.

Me quise arrancar la cabeza, porque el Universo se desconectó de mi piel. Temblé de ansiedad, como si me estuviese carcomiendo todo este tiempo.

El Cosmos y yo tuvimos un pacto maquiavélico lleno de energía oscura, tres semanas cargué con un hoyo negro en el estómago, con las ideas distorsionadas y unas ganas crónicas de vomitar.

Mercurio Retrógrado me consumió, lo sentí en las entrañas. Me acordé de un amor de hace cuatro años y sentí una tormenta de arena en la garganta.

Por qué vienes a taladrar mi tranquilidad con tu materia tóxica, quiero estar recostada frente a la pared y dibujar mis fantasías en la piel de alguien.

Fotografía por Bill Dane