Diario decidir el desayuno. Si bañarnos antes de salir o mejor en la noche. Llevar lunch o comprar algo por ahí.
Radicalizar nuestro libre albedrío en cada decisión y no solo dejarlo ser. Pensar en las muchas o pocas consecuencias de cada “sí”, de cada “no”.
Tardarnos en saber qué zapatos ponernos porque los de gamuza se ensucian mucho y según la app del clima, puede llover; pero los blancos están demasiado sucios y las botas dan calor.
Y al final, elegir los mismos de siempre, y volver a caer en el mismo charco, tropezar en la misma banqueta, pisar el mismo chicle.
O quizá solo sobrepensamos mucho.
Fotografía por Paola Anahí Garza Romo

