Ensayos de una casa

¿Cómo nació la idea de este libro?
Creo que fue naciendo el libro antes que la idea. Es decir, fue primero la escritura sobre camas, mesas, puertas… hasta que de repente se levantó la idea de una casa. De la escritura, incluso, como el ensayo o el intento de armar y habitar una casa. Algo en lo que la vida, por lo demás, suele ponernos en trance de hacer.

¿Qué descubriste en el proceso de escribirlo que no imaginabas al inicio?
Descubrí que el ensayo es un género inmensamente generoso y hospitalario para cualquier clase de experiencia, percepción o pensamiento que quiera hacerse un lugar en las palabras.

¿Qué partes tuvieron que quedar fuera para que el libro quedara como está
En el centro del libro hay un diario que registra, oblicuamente, un cambio de casa. Ese diario era mucho más largo, y fue cortado y editado hasta que solo quedara lo que me parecía capaz de iluminar un asunto que rebasa mi experiencia personal, como son las relaciones afectivas que tejemos entre las casas y las ventanas desde donde hemos visto la vida pasar.

¿Qué conversaciones, lecturas, imágenes o sonidos se cruzaron en la escritura de este libro?
Quisiera pensar que toda la materia de la vida se cruza en algún punto con la escritura. Más aún cuando la escritura brota e insiste en las orillas de la vida en donde no entendemos nada. En esos momentos, las canciones, las películas, los libros que leemos se vuelven lugares donde quedarse.

¿Hay una emoción o pregunta que lo atraviese de principio a fin?
Se me viene una imagen alegre: la de fumar por la noche, cuando ya todos se han ido a dormir. Si acaso es esa una emoción, la elijo. 

¿Hubo un momento en el que sentiste que el libro cambió de rumbo?
Fueron ensayos escritos sin rumbo fijo, a decir verdad. Antes que un rumbo, lo que escogí fueron espacios que se volvieron figuras, recuerdos, imágenes. Superficies vacías sobre las cuales se fueran proyectando los pensamientos en movimiento, como sombras chinas. 

¿Cómo cambió tu manera de leer o de mirar después de terminarlo?
Es una pregunta difícil. ¿Cambia un libro una manera de mirar, de leer? Seguro que sí, aunque no podemos saberlo. La mirada y la lectura que del mundo vamos haciendo supone la pérdida de la manera anterior. En una de esas, el arte es la herramienta que está a nuestro alcance para devolvernos la mirada que al cambiar, ganamos.

¿Qué autorxs te inspiran últimamente y qué encuentras en su forma de escribir?
He estado leyendo a la psicoanalista Anne Dufourmantelle, y me ha hecho pensar muchas cosas. También he leído con fascinación los ensayos de Paz López, que son de una sutileza y agudeza deslumbrantes. En ambas, lo que he encontrado es una manera de arriesgarse al pensamiento sin caer en diagnósticos de época ni en la necesidad de enemigos. El riesgo, en el fondo, de escribir sin miradas prefabricadas, un poco desde la nada.

¿Cuál es tu restaurante favorito y qué nos recomiendas pedir?
En la Flor de Chile, de Viña, un bistec de lomo liso con ensalada de apio palta y ají verde. En El Giardino, de Valparaíso, antipastos con rúcula. En el Circular, en Valparaíso también, una sopa de tomate y almejas.