Chillando en una frontera estuve.
Yo solo quería mota, techno y dinero. Pero claro pinches gobiernos culeros que te la hacen de puro pedo pa’ poder beneficiarte de otro (su) gobierno
obrero.
Somos más de 10 latinoamericanos en una sala tristona, su pinche luz blanca nos deja ciegos a toda la banda. Sentados sobre asientos de colchón más duro que el carácter del michoacano, el cual pensaban que era una mula
llena de droga metida por su Anacleto. ¡Ay ese pinche michoacano coqueto!, que viajó más de veinte horas pa’ poder tener una vida chida.
Al despedirse me dio mil baros en un apretón de manos.
Fotografía por Richard P J Lambert