Hola. Estoy bien. Mi nombre es… (intercambio privado)
Deleite oceánico. Trinchera mariana – vamos a descansar sobre las olas
que nos engañen con pinches promesas mientras te despides
y pronto nos veremos. A la chingada. El no ‘puedo esperar para llegar’
gesticulando brillo gigante ingenuo con los ojos abiertos.
Un roast de Juan Valdez – una vibra variante favorita de los vagabundos.
Servicio de valet parking – 85 ‘e28. Cicatriz de ADN en forma de V
que se desvia de la norma, heliocéntrico: tu cara es una estrella
cuando el sol se pone violento, saludala con tallos de lavanda ultravioleta.
Me seguí hasta el jardín de Edén, bailando desnuda, lluvia morada
vapor de metro en forma de los ojos donde los huracanes desfilan
categoría 5, lluvia intermitente en la nube-9. Baño directo.
Estación AM de country perforando la charola de cigarros
Cultura Citroën de 12 voltios, grano de prensa francesa en mis venas
monstruo de Vaudeville. Boomstick azul celeste y mossberg
love-seat de cuero, albergue bávaro de Frankenmuth
acompañado por el ejecutor de ondas de sonido del aeropuerto
marca #8 para llegar al operador ‘molestia rotatoria’
llámame un mutante, porque odiamos sentirnos solos como putos humanos
acurrúquenos alrededor del carrusel de equipaje hasta que salgamos
lo que me molesta es la convergencia de un millón de almas que se separan.
No sé qué chingados quiero
ya sea que su superficie habita solo en el pantano
o un roble en un pantano, ese querer de la búsqueda del alma proverbial
somos más o menos una horda de monstruos que nadie necesita
eras mi estandarte estrellado y yo estaba sobre una rodilla
brisa subterránea, estanque de vitaminas, todavía huele tu perfume
De vez en cuando, Dahlia Divin se mete en mi cabeza
criatura de laguna negra. Meses de malestar desanimado
nunca bajo la misma luna, pero siempre se puso en tu camino
cada constante es cambio, cada constante en cadenas
el sheriff por méritos, la conversación justificaba el dolor
sigue la luz del túnel o sigue caminando entre la sombra
política, retraso del tema, boxeador en las cuerdas
tú me enseñaste a amar; pero amar estar sola.
Cientos de dientes, hundidos, hasta que oxiden en el hueso
Drama melódico propenso a la propaganda y postraumático
catártico estático, saga sedante momentánea
mamá me dijo que nunca picar palabras con el karma
verbosidad de megabit. Alma sapient en las trincheras de la prisión simulada
terciopelo y lino suave, pijama improvisada de algodón henley
no pude descifrarte…
Besé las grietas en su piel que era indiferente
acerca de
estás torpemente distante a las cosas que se deslizaron por mi boca
mirate ahora…
La mirada de los amantes de Sinatra, devota pecaminosa ensangrentada
el incensable goteo, nubes de humo de cigarro
el amor se vuelve más delgado cuando el sol acaricia la duda negligente
lo que viene, va.
Secuencia de autodestrucción, cuenta hasta cero conmigo,
siente que tus sentimientos se metamorfosean como metáforas en la brisa
No sé lo que quiero, solo sé lo que necesito
Mejor vete a casa antes de que me despierte y te vea.
Lleno de pases momentáneos focos de entropía enfocados,
rayos de luz bullendo a través de grietas en la corriente
los bolsillos del tiempo se forman como glóbulos; saltaríamos piedras en el barranco.
Todo es demasiado ruidoso incluso cuando los volúmenes son negativos.
Nada de lo que hacemos puede salvar este sueño irreparable
que pena me da, que lo tengas que sentir.
Le grité que se fuera, mientras le rogaba susurrando.
Fotografía: Cristina Rizzi Guelfi