Una historia un poco diferente.
Hace días detectaron que ya no tenían latido, ya está: necesitas unos días de reposo y si se puede que te mimen mucho.
Volví a casa tras los últimos pasos de interrupción, en un estado que no lograba comprender del todo, era como si se tratara de ub bloqueo emocional importante creo yo.
Traté de seguir con mi vida diaria, como si no pasara nada. No era consciente del impacto emocional al que me enfrentaba (o no quería estar al tanto de todas las emociones que sentía por minuto).
Pasaban las horas y yo estaba muy triste, malhumorada, apática.
No tenía ganas de hacer nada, me costaba concentrarme en mis clases, dejé unos cuantos proyectos pendientes, no podía ni comer o ver por mí misma.
Sólo quería estar en la cama, en silencio, con mi dolor.
Quería que estuvieras conmigo, pasando los momentos helados que llegaba a tener, quería ser tu prioridad de nuevo pero ni en el peor de los casos vi tu interés en mí y tal vez así como se encuentra mi vientre, se encuentran nuestras almas y nuestro amor: vacío.
Fotografía por Ludwig van Borkum
fiel fan del café frío y de pasar mis sentimientos al papel.