Una alcoba que de mañana era recámara

Un dron nos espió por la ventana.
Estábamos sin ropa brincando sobre la cama.
La colada estaba en la lavadora.
La col, junto con los rábanos y las zanahorias,
acechaba –eso me dijiste- desde el refrigerador.
“¿Las oyes?”, me preguntaste, y te dije que no.
“¡Shh, escucha!” insististe,
dando lugar a un minuto de ruido blanco.
Yo te había dicho que eras un personaje de Kafka
Tú me decías que yo era un personaje de Charlie Kaufman.
Tenías un libro de Carlos Fuentes sobre 1968 junto a la cama
con tres palabras tres lugares tres destinos en la portada:

París Praga México

“Algo a mitad de camino entre pasarela y aeropuerto,” te dije.
“La sucesión de momentos bajo las luminarias,” me contestaste
para luego lanzarme una almohada.