Momento de mí, momento para mí, momento, momen

Asumo que este momento tenía que llegar, este momento en donde yo tengo que seguir conmigo misma debo de confesar que me da un poco de miedo conocerme más. Un momento de sanar las heridas o las marcas de aquella relación del pasado aún no tan lejano. Además, cómo lo hago, no hay tutorial para aquello, qué se supone… por dónde empezar. Ya no recuerdo cómo lo hacía antes, cómo es conocerme con 27 años.

Tomo el reto de entenderme mejor, pero no sé cómo, cómo lo hace la gente. Me dicen que cuando esté lista para seguir, solo lo voy a saber y tal vez sí, debería de tomarme las cosas un poco más a la ligera, más tranquila, más confiada en que esto que sé que va a pasar, pasará, en su debido momento.

Pero, pienso y me contradigo, cómo lo voy a saber, cómo voy a esperar, por qué todo lo quiero en el mismo instante, por qué no sé esperar. Tal vez la enseñanza de esta parte de mi vida sea aprender a esperar, paciente con fe, aprendiendo de mi misma, calmada, tranquila.

Mi ansiedad me pregunta todos los días, qué pasará y cuándo pasará y a veces le quiere dar un vistazo a la Gianella y al Brian de los siguientes meses, para ver qué pasa, para ver cómo están. Pero sí sí lo sé, es mi ansiedad y tal vez un poco de mis sentimientos hacia él, hablando.

Lo extraño mucho, extraño hablarle, extraño sus ojos puestos en mí, su cabeza y sus pensamientos puestos en cada palabra que digo de mis miles de relatos. Y también extraño tener todos mis sentidos puestos en él. Extraño mirarlo, extraño el roce de nuestras manos y las chispas imaginarias que salían, extraño ese calorcito que me daba al abrazarlo, la familiaridad de su abrazo. Extraño ciertas palabras y ese diccionario único de dos que fuimos formando. Extraño las largas conversaciones del futuro.

Con calma Gianella, con calma.