Había llegado el fin de mi travesía que inició 6 meses atrás. Hui de mi realidad para enfrentarme a la aventura de viajar sola en un país extraño. No podía creer que tan rápido había pasado el tiempo, no sé en qué momento había terminado viviendo por 6 meses al sur de Italia, nunca me lo hubiera imaginado, todas las cosas extrañas y extraordinarias que me pasaron.
Era el aeropuerto de Roma-Fiumicino a las 4:50 am. Hacía escala en Francia, tenía bastante tiempo para mi siguiente vuelo, el vuelo que me llevaría de regreso a mi vida, a mi familia, al lugar de partida, a mi cotidianidad, a lo que estaba acostumbrada, pero ya no me sentía la misma.
Hay dos cosas que sí o sí pasan cuando tomas un vuelo en la madrugada, no comes ni duermes bien. Pese a ello mi escala en Francia me dejaba aproximadamente 10 horas antes de mi vuelo a México, así que decidí tomar este tiempo para visitar París, ya estaba ahí, tenía que hacerlo. Curioso terminar mi viaje cómo lo empecé, adentrándome en un país nuevo sin hablar la lengua, sin conocer a nadie, entregándome a la incertidumbre total, vivía un dejá vu.
Veía el avión descender mientras en mi mente pensaba ¿Que chingados voy a hacer? ¿Come cazzo faccio ? Sujetando mi maleta de mano, agarrada del miedo que me invadía, el tiempo con el que contaba y Dios que me acompañaba.
Bajé del avión sobre una pista abierta con la niebla recibiéndome, seguí a la gente de mi vuelo para tomar el bus al aeropuerto; era chistoso ver a una chica de 1.60 entre gente muy alta, solo volteaba hacia arriba tratando de adivinar de qué hablaban pero obviamente no entendía nada, solo observaba a un caballero alto , de edad madura casi mayor, canoso, airpods en ambos oídos, bufanda gris, abrigo café, sosteniéndose del tubo amarillo contemplando la bruma pasar, parecía que no pensaba en nada al igual que yo.
El horario era una gran ventaja para aprovechar el día, rondaban las 6:00 o 7:00 am cuando llegué, seguía con mucha hambre, así que lo primero que busqué fue un McDonald’s. Llegué a ordenar desesperadamente y al sentarme devoré mi hamburguesa, me dió un poco más de fuerzas, miraba la hora de mi celular mentalmente tenía medido el tiempo y me apresuraba un poco, traté de arreglarme en el baño más cercano, me cambié para poder verme un poco “menos demacrada”. Primero fui a dejar mi maleta de mano para no cargar, tendría hasta las 8:30 pm para recogerla. Listo, hice un chequeo mental, tenía mi recibo en la mano, mi dinero en uno de los bolsillos, mi celular cargado y nada , la suerte de la mano.
Me contacté por IG con un francés que hacía tours y tal vez me podría atender, fue muy amable, me marcó y me atendió muy bien, pero me dí cuenta que el chip de Italia que me daba internet no funcionaba, según yo servía en cualquier parte de Europa pero no fue así, mi celular solo tendría internet a menos que me conectara a una red wi Fi (primer obstáculo de comunicación) aun así continué, fui por mi billete del tren para llegar a París, nadie me podía explicar cómo funcionaban las máquinas, por lo regular tienen 3 o 4 idiomas, pero estaba insegura en que ruta tomar o que me convenía. Coincidí con una chica que me hablaba en inglés, me explico un poco, no entendí bien el sistema de transporte pero confié en lo que escogió , era un papel pequeño, lo sostenía entre mis dedos dentro de la bolsa de mi abrigo con temor a perderlo.
Todos iban acompañados, algunos solitarios, pero sus pasos firmes parecían conocer su rumbo, pregunté a un guardia sobre mi destino, me hizo señas a donde ir, descendí de las escaleras a esperar el tren, me subí y me senté junto a la ventana; avanzando poco a poco al movimiento del tren dejando el andén pasar. Comprobé si seguía sin internet y así fue, de nuevo me arribó la intranquilidad mezclada con la emoción. Una sensación en el estómago me invadía, mi corazón palpitaba más fuerte, mis sentidos se ponían más agudos.
Miraba por la ventana los paisajes pasar, eran verdes, llenos de árboles frondosos, colores auténticos de la naturaleza. Alzaba mi mirada a la línea general de las estaciones del metro con nombres muy extraños, me preguntaba por su pronunciación correcta, inventaba un significado de la palabra “a lo que sonaba en mi mente”. Coincidió que la línea en la que me encontraba me dejaba cerca de La Torre Eiffel, lo identifiqué por el ícono de la misma junto a un nombre que según yo nada que ver, la estación “Champ de Mars”.
Sigo en el tren viendo a la muchedumbre entrar y salir, rostros diferentes, colores de piel diversos etc, etc.. Todo aquello que percibes las primeras veces que reconoces nuevas disimilitudes culturales a las que estás acostumbrado. Pese a ello, la naturaleza humana sigue siendo la misma, observaba las mismas miradas de nostalgia, aburrimiento, pensamientos vagos, ilusión, alegría, miradas en automático, la mayoría sumergidos en su celular y demás.
Los paisajes comienzan a desaparecer, sigo vigilante a lo que viene, noto la transición a la ciudad, la imponencia de la arquitectura, la belleza de los condominios me atrapa, altos color beige, en tipo ángulo que dan la forma de V, muchas ventanas, mucho ornamento, picudos y juntos.
Me asombré, sonreía ante la belleza, era inevitable pensar en querer tener a mi hermana a mi lado sintiendo lo que yo, a toda familia ahí en realidad,quería y quiero que vean lo que mis ojos presenciaban en ese momento. No podía creerlo que ya estaba avanzando, despertó más en mi la alegría, no pensaba en nada más que en poder entender lo que tenía enfrente, volteaba a todos lados tratando de capturar lo más que pudiera.
Pendiente de los nombres de las estaciones que veía pasar , repetía mentalmente una y otra vez aquel nombre extraño en el que me tenía que bajar, hasta que por fin llegué.
Salí, ¡aaaaaa! no me contenía internamente, gracias gracias, gracias Dios, gracias , gracias vida, ¡aaaaaa! vamos a perdernos de nuevo Nora – pensé-, otra vez sola en la aventura, ni pedo a ver cómo le hacemos esta vez.
Voy caminando tarareando, dando vueltas, tomando fotos, tratando de hacerme selfies, veo mis ojeras así que mejor lo dejo de hacer y sigo, veo de lejos la gran estructura, la veo detrás de los edificios que tengo frente a mi.
Hay varias películas, series, canciones y demás referencias culturales que casi todos conocemos sobre la Torre Eiffel, pero lo primero que viene a mi mente es la película de Ratatouille, (de mis favoritas por cierto) y resuena la peculiar frase que repito en mi mente en tono de la rata “ Paris? todo este tiempo estuve bajo Paris ? … “
Me detengo un poco a contemplar toda esa imagen, los restaurantes elegantes, los comensales con una copa de vino en mano, sentados en las mesas exteriores, personas transeúntes tomándose fotos, parecía una ilustración de Toulouse – Lautrec .
Voy caminando acercándome poco a poco, por fin conozco la Torre Eiffel, me asombra lo monumental que es, hermosa mmmm no lo sé, impactante tal vez, sigo pensando como definirla. Deambulo buscando el sendero que me lleva al parque; en unas de las vías veo a unos chicos jugando “donde está la bolita” que es prácticamente tener 3 vasos boca abajo, uno de ellos contiene la bolita que se debe encontrar – pero su destreza, las mañas, carisma y agilidad practicada por lo regular les impide ganar – cautivan al público mostrando lo fácil que es para atrapar a sus víctimas, continuamente hay más de un curioso que busca desafiar la probabilidad pero lamentablemente casi siempre caen. Suelto una risa leve, que chistoso ver las mismas estafas que conoces al otro lado del mundo; los trucos viajan como los susurros.
Llego al parque donde hay una fila enorme para subir, aggg me da mucha flojera y no tengo mucho tiempo, por fin estando en los pastos veo de frente la Torre Eiffel, pero pienso ¿Qué? ¿esto es? Y no es una expresión de desprecio, me refiero a toda la romantización que hay detrás de ella, la historia y grandeza que tiene, el renombre y el símbolo que es incluso para el mismo país, el status que da a todo tipo eventos internacionales, no quiero juzgarla, solo sigo cuestionando que tan alucinante es desde la perspectiva de donde estoy. Mi mente lo relaciona con el Fashion Week al que asistió Chiara Ferragni, recuerdo las fotos en donde todo estaba montado frente a la torre, miro a mi alrededor e intento imaginar toda la producción que implicó crear ese desfile, todo en está solo en torno a eso, al igual que todos los que estamos aquí.
Veo a las personas sentadas tomándose fotos, otros en picnic, escucho diferentes idiomas (me encanta) escucho a personas hablar en español y por fin saber qué es lo que están diciendo, camino en medio para intentar tomarme una foto, una chica como indú que lucía un poco perdida se acerca y me pide le tome una foto a ella, accedo, me toma una a mi en respuesta. Alguien más sola, ¿Cuál será su historia? Nos agradecemos y nos despedimos. Volteo a la Torre Eiffel “Ya te conocí que bella eres, gracias, faltó subirme, me encantaría verte de noche pero hoy no, hasta la próxima”
De nuevo cómo puedo pregunto direcciones, tenía ya medio anotadas algunas cosas que quería conocer, la próxima era el Arco del triunfo. Busco baño, no hay, me acerco a una instalación movible donde se encontraba al parecer una exposición, me permiten pasar solo al baño, salgo y me asomo para colarme un poco, pero veo de reojo al de seguridad que me dejó pasar solo al baño, así que mejor me voy.
Unos chicos hablando en francés tratan de interpretar cómo puedo llegar al Arco del triunfo, me les quedo viendo pero no entiendo nada, me dan explicación más o menos en inglés, más o menos entiendo, me dicen que es mejor el metro, solo sonrío fingiendo que les entendí ellos sonríen fingiendo que me explicaron bien, ambos sonreímos de nuevo y ya mejor preferí caminar.
Cruzo el puente, recorro y veo a los comerciantes con estatuillas, llaveros, y demás recuerditos de souvenir a un euro c/u. Ambulantes ofreciendo vino para pasarla mejor en los parques, me da risa como puedes ver la diferencia cultural representada en los vendedores ambulantes, recuerdo que en una playa de italia llegaban vendedores ofreciendo cosas de “Lui Vuitton”, “Gucci”, alhajas, relojes etc… Todos eran clones, pero ofrecian cosas de marca, acá en Francia había una variedad de vinos en la canasta para que eligieras, algo muy europeo más bien. Mientras tanto en las playas de mi México están los que venden un vaso de fruta por 25 pesos y unas latas de “chelita” pa andar relax.
Lo que más me gustaba es oir la variedad del idioma, me impresionó en mi recorrido como pude escuchar el español varias veces, entiendo más porque es una de las lenguas más habladas, escuché charlar a una familia de 3, les pedí me tomaran una foto a la cual accedieron, no me preguntaron de dónde era ni yo a ellos, solo fuimos cordiales por el idioma que nos unía.
Seguía caminando, me envuelvo en el color crema de los edificios, no puedo con su belleza. Sigo caminando y quiero preguntar como llegar al arco del triunfo, en automático hablo en italiano, pero ni así logro poder conectar con alguien, los semblantes fríos de las personas me hacen buscar minuciosamente una cara simpática para molestar; me encuentro con un joven de limpieza pública al que trato de preguntarle en inglés pero no funciona, intento italiano y maso menos. Desesperada empiezo tratar de decir -El arco del triunfo- “en modo francés” (según yo y los clichés del idioma que conocemos ) así que empiezo a decir: “de aggc of de thiumpf ” “de aggc of de thiumpf ”, y todavía repito “de aggc of de thiumpf”. Mientras digo esto hago el gesto del cuadrado con mis manos, obviamente el chico se me queda viendo de una manera muy extraña, y solo quería reírme por dentro. Después medio entiende que le quiero decir y lo pronuncia de la manera en que es, yo sin entender solo asiento con la cabeza, le pregunto “¿come?” ; lo trato de repetir pero no mames no se me pega. Curioso me mira y me pregunta ¿española? …(esto pasa cuando alguien dice ¿española?, es una manera de preguntar si una persona habla español) Asiento la cabeza teniendo esperanza de comunicarme con él, pero solo quería saber si le atinó a mi acento, le respondí – “sono messicana ”- sonríe y medio me explica, gesticula la ruta, de nuevo agradezco y me voy.
Repetí la fórmula “de aggc of de thiumpf ” “de aggc of de thiumpf ” hasta dar con el monumento,me estaba divirtiendo cómo lo decía y cómo reaccionaban las personas, algunos más amables que otros ha decir verdad..
Estaba ahí el arco del triunfo, en medio de la avenida, ví a un grupo de chicas americanas guapas, vestidas para la foto, fashionistas, intentando cruzar, pero era imposible, solo observaba las risas. Esas risas que tienes con tus amigos cuando están todos en bola y cualquier cosa que le pase da más risa, alguien dice algo tonto y alguien mas dice algo aún más tonto y ries sin parar.
Busqué con la mirada para ver cómo podría pasar, seguí a la gente, de nuevo observe todo el panorama que lo construía, justo hace unas semanas anteriores estaba cubierto de tela blanca, parte de un performance de un Fashion Week, desde que se hizo noticia y lo vi me pareció horrible, innecesario, más que creativo para mi fue cómo cubrirlo de hamparte, en fin, agradecí sin duda no haberlo visto así, identifiqué la entrada, me acerque y he ahí cruzaba el puente subterráneo para salir al Arco del Triunfo.
La narración de este monumento histórico es sin duda admirable, (si mal no recuerdo) Napoleón contrata a un reconocido arquitecto para poder crear un monumento que recuerde las batallas ganadas en guerras y le de honor a los soldados caídos. Su construcción tardó bastante tiempo en terminarse.
La premisa de esta misma obra representa muchas cosas, sueños, vidas, sangre, amor, patria y demás. Me senté en las bancas laterales que están debajo del arco, alcé mi mirada hacia el techo tratando de ver todo lo que contenía, los relieves, los nombres, las líneas, la escultura indescriptible. De nuevo estaba sentado solo observando a la gente pasar frente a mi.
Cuando ví la llama eterna no sé porqué vino a mi mente la noticia del mexicano que en estado de ebriedad había orinado ahí, matando una tradición de años. Mientras miraba la llama eterna movía mi cabeza en modo de negación, riéndome y pensando en cómo justo solo a un mexicano se le ocurrió hacer eso, pero creo (y no es por ser mexicana, o .. tal vez sí) que más que falta de respeto, es ignorancia y diversión a lo prohibido, me lo quiero imaginar sin noción de conciencia retandose a sí mismo para lograr una estupidez mayor. Es bien curioso, por lo regular cuando te enteras de alguna pendejada que hace un mexicano en el extranjero, no lo dudas, te ríes con un poco de orgullo y mucha vergüenza, pero dices “tenía que ser mexicano”.
En fin, contemplé de nuevo toda la escena, miré mi celular, contaba el tiempo faltante, pensaba en cuál sería mi siguiente monumento, moría por ver el Palacio de Versalles, pero sabía que quedaba lejos y no lo disfrutaría, el museo de Lovró, Norteadam , mmmm bueno el museo tal vez tendría chance.
Mis pasos son cada vez más rápidos, entro al metro, voy a buscar el mapa de la línea, otra vez no entiendo, me caga esta barrera lingüística, medio veo los nombres, trato de memorizar los colores de las líneas de dónde me bajaría. Subo al tren, bajo en la estación con los colores memorizados anteriormente, camino, recorro, veo el arte urbano que hay en las pancartas, la publicidad, la pared de azulejo blanco cuadrado, la línea roja en la parte superior, es estrecho, largo, limpio, bonito el metro parisino. Al entrar en los andenes me dejó ver un poco de la cotidianidad de la ciudad, casi todos vestían con estilo y porte, coincidí y entendí porque era una de las ciudades más importantes en la moda. Bancas dentro del metro, esféricas y diseñadas, quiero entenderlas más pero voy corriendo, es cierto, después vendré, vendremos, ¿con quién? no sé, ya regresaré.
Transito las estaciones, pero al parecer estoy perdida, creo que hay una línea que no funciona, me estreso un poco, comienzo a preguntar de nuevo, me ven y se van, me regreso, me encuentro a un policía de ascendencia africana, no habla inglés, intento el italiano y reacciona, medio me explica, pero otra vez me pierdo, me acerco a otro policía, me mira con incertidumbre, me habla en francés, se molesta un poco por las maneras en que trato de comunicarme, me frustro, aggg , me repito mentalmente “tengo que aprender francés para que no me vuelva a pasar esto”, me caga estar así atada sin saber.
Escojo una línea cerca de dónde podría estar próximo el museo. Voy y salgo, de nuevo pienso en el papelito del metro, de no perderlo, aparte ya no traigo cambio.
Camino y camino, medio pregunto, ahora utilizo la misma técnica, pero más puntual. Hago la figura de triángulo con mis manos y pregunto: ¿La Mona lisa?
Hablan, pero solo entiendo los números de calles que cuentan con las manos, sigo y sigo, pero aggg solo veo pasar el tiempo y me siento frustrada.
Mejor hago una pausa y decido vagar en la metrópoli, las calles están un poco más estrechas, repito, edificios grandes y hermosos. Camino gustosa y agradecida, quisiera ver cómo son por dentro, cómo viven ahí, cómo es la gente que lo habita, que muebles tienen, que vista gozan al anochecer, en que trabajan, aaaa, empiezo a pensar en el interiorismo, que tipo de alfombra, color de las paredes, su cocina…
Me encanta la tipografía en las librerías, en los locales, los colores, me siento de nuevo en una película. Veo un tipo de recinto con fachada de museo, me acerco, es gratis, me meto. Emocionada, por los pisos, las paredes, los muebles, lo techos altos.
Recorro, tomo algunas fotos, de nuevo quiero dibujarlo y pintarlo. Salgo, para ver qué más puedo encontrar. A este punto mi cansancio me está alcanzando, pero la emoción aún predomina, agarro fuerzas de ahí.
Deambulando trato de imaginarme todo sin gente, la belleza que ofrece una ciudad vacía, lo relacionó con uno de mis libros favoritos “Les Miserablés ” . Trato de construir escenas sobre la urbe en la que estoy. Me imaginaba a Jean Valjean transitando sobre las calles pedrosas mientras huye de Jarvet.
Sigo paseando, veo que más puedo hacer, veo en otro edificio a gente entrar y salir. Por suerte el chico de la entrada habla inglés y de manera amable me explicay me deja pasar.
Al entrar veo que es de fotografía y moda, ufff me encanta, muy “under ” el evento, ya sabes, un edificio hermoso por fuera que en realidad es como un loft por dentro, techno sonando, fotos impresas en grande, muestras de prenda en maniquíes, gente muy fashion, guapa. Medio platico con personas pero no me dan ya ganas, recorro otra parte del edificio buscando un baño, veo escaleras, mi curiosidad cómo siempre llevándome a ver que hay. Salones vacíos, otra pequeña expo , había pinturas un poco surrealistas, subo, en la entrada veo una pila de libros de arte, moda y demás, los quiero tomar todos y llevármelos, trato de preguntar. Veo en específico uno de fotografía mediano en inglés sobre los colores de piel muy interesante, para ello yo ya había comprado algunos libros en la calle, así que podría confundirse con lo que traía, debato en mi mente, ¿me lo llevo? Nadie dice nada, es uno más, no se darán cuenta, todo mientras volteo, analizo, y discuto conmigo misma porque sé que no está bien, (no es lo peor que has hecho me digo internamente) bien o mal me justifico, pero lo dejo. Unos pasos delante me arrepiento.
Me está dando hambre, voy saliendo, el chico que se encontraba en la entrada, estatura mediana, guapo, amable, un poco coqueto; me pregunta porque me voy, platicamos un poco más, estábamos coqueteándonos un poco (cosas buenas de ser tipo “mulata” en europa) ser extranjera seas de donde seas siempre te da algo más de que hablar, me gustaría seguir platicando pero tengo hambre; sin más mejor me despedí.
Trato de encontrar un local, no quiero probar nada nuevo, me siento sin ganas, llevo muchas horas sin dormir, de nuevo las empiezo a sentir. Me llama la atención un lugar, entro, pregunto por una Burguer, asienten, decido estar ahí. Me quedo viendo a la nada, no me quiero levantar solo quiero dormir.
Me siento frente a la ventana, veo la esquina, veo el bar, la tarde noche parisina pasar, de nuevo me acuerdo de Tolouse; me imagino como si él hubiera estado en ese miso lugar hace años, viendo a través de la ventana casi las mismas acciones, parejas pasar, turistas emocionados por lo que van a a probar, meseros ofreciendo el mejor vino del momento, personas con su cigarro en la mano, la música de los lugares, el ruido de la gente, personas esperando pasar al restaurante de enfrente, aquel de toldos rojos, mesas redondas, ventanales grandes con letras doradas y una tipografía delicada.
No lo puedo creer, hoy estoy aquí, mañana en casa, hoy en París, mañana en Neza. Qué curioso, ahora estoy en una de las ciudades más bellas y mañana de regreso a mi barrio, a mi habitad, a mi origen, a casa.
Voy de regreso preguntando para el camino del metro, recuerdo que tengo que llegar antes de las 8 para recoger mi maleta o cierran, son las 6, ya es todo por hoy, creo que si hice mucho en poco tiempo, me quedé con ganas de muchas otras cosas más pero ya regresaré.
Ya estoy cansada, ya no me dan ganas, tantito más y ya, encuentro a un chico y medio le explico, me indica el camino, según ya falta menos, me ve raro, no sé qué tan perdida me vió que se compadeció de mí, me acompañó al metro, me pidió mi pase, se lo dí, pero al parecer caducó y no me abría, yo ya estaba harta, solo miraba cómo las personas ponían su ticket, se abrían las puertas de los torniquetes en paralelo que cuando abre deja un pequeño espacio antes de cerrarse.
Él en francés me habla y me hace señas de que me pase detrás de alguien. No quiero, me da cosa, ya me quiero ir, ya no tengo fuerzas, así que él se mete detrás de alguien enseñándome que no hay problema, (por cierto no hay guardias de seguridad y a la gente no le interesa). Me llama para hacerlo, lo hago, le enseño de nuevo o le recuerdo el nombre del a estación del aeropuerto, el me encamina me lleva a la línea y me dice otras cosas, me muestra maso en el mapa diciendo que es la última, le confirmo con señas y dice que sí, todo esto lo ha hecho en modo samaritano apresurado, se despide, digo, gracias, su mirada me desea suerte esperando todo salga bien. No sé quién eres o por qué lo hiciste, pero gracias extraño.
Me arrulla el movimiento del tren, trato de aguantarme el sueño, siento que si cierro los ojos ya no despertaré. Se va vaciando, quedo con algunas personas, busco alguna cara medio gentil. Pregunto a alguien, pero no sabe, pregunto a otro que iba medio dormido. Funciona un poco el italiano. Me dice que su hermano si habla ese idioma, así que le marca por teléfono, yo toda sacada de onda preguntándome porqué hizo eso, no sé qué dice en francés y después me lo pasa, yo toda extrañada empiezo a hablar con él. Hablamos de cosas triviales, si me gustaría regresar, de cuantos años tengo, de que él trabajaba algo que no entendí, “y que suerte haberme encontrado a su hermano”. Traté de ser educada pero cortante, para ser honesta me dio un poco de miedo, no sabía que pensar, me pide un número por si quiero regresar y visitar más; claro que le pasé el del chip italiano, mis instintos latinos me hacen desconfiar, pero a la vez fingir que todo está bien. Medio seguimos platicando y por fin llegamos, otra vez mi pase no funciona, pero hago lo del metro, me paso detrás de alguien. Me despido de quien me ayudó y me voy por mi maleta de mano. Ufff, llegué a tiempo, vamos ya a hacer de nuevo los papeles y buscar la sala, muero de cansancio, fue un buen día, inspirador y cansado, pero ya es hora, ya casi llego a casa, gracias por esta última aventura, no sé en qué tiempo, pero nos veremos otra vez. Adiós Francia.

Soy Nora
Podría definirme como alguien curiosa, cambio constantemente pero me defino cada vez más. Creo que por eso es que escribo, me gusta plasmar lo que sentí o lo que siento, me miro a través de las palabras con la ilusión de que mis pensamientos no se desvanezcan en vano.