Lo excéntrico era base de tu diseño. El monte de Venus se notaba a través del bikini amarillo. En el centro de la habitación me sentaba y al igual que en las líneas de Pascal, viajaba por el desierto, por la selva espesa, la montaña de abedules o caminaba junto al Bósforo atento al mundo. Viajaba ahí sentado y te buscaba en cada rostro, en cada garúa, en cada piedra pulida de río, que era sin duda, un pedazo de la moldeada y primitiva geografía de tu cuerpo.