Y en tu cuarto del ego
lleno de objetos inanimados,
había un lugar reservado para mí,
me disecaste el alma,
para ubicarme allí.
Mis ojos aún pueden verte pasar
como una sombra,
y recuerdo tus besos
que ahora me saben a metal.
Te dejé extirpar mi dignidad
y mi querer,
te llené vacíos que necesitabas
llenar
y cuando ya estabas completo
me soltaste
Me cerraste la puerta,
dejándome en oscuridad,
mientras te regocijabas
en su Salada piel, y tu
Sagaz victoria.
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