Todos los días son domingo

Aislamiento involuntario
nos ha orillado a estar
con la mejor y peor versión de nosotros,
obligándonos a enfrentarnos
a lo que muchas veces hemos evitado,
a demostrarnos que somos fragiles,
que la soledad es una buena compañía,
a disfrutar los detalles de lo cotidiano

          el dulce café que dilata tus pupilas
          los rayos del sol tocando tu piel
          la brisa fresca que despeina tu cabello

tratando de convertirnos en seres resilientes,
buscando reforzar el amor propio
que tanto anhelamos.

Fotografía por Trang Doan