Aislamiento involuntario
nos ha orillado a estar
con la mejor y peor versión de nosotros,
obligándonos a enfrentarnos
a lo que muchas veces hemos evitado,
a demostrarnos que somos fragiles,
que la soledad es una buena compañía,
a disfrutar los detalles de lo cotidiano
el dulce café que dilata tus pupilas
los rayos del sol tocando tu piel
la brisa fresca que despeina tu cabello
tratando de convertirnos en seres resilientes,
buscando reforzar el amor propio
que tanto anhelamos.
Fotografía por Trang Doan
Estudiante de diseño, melancolica de profesión, aprendiz de esta dimensión, el té es el amor de mi vida.