Todos estuvimos felices

Nos gustaba hacerlo de perrito aunque esa vez te sentaste en cuclillas con las nalgas frente a mis ojos. Tú estabas muy contenta. Mi verga estaba bien, pero los huevos no sentían nada. Te volteaste adivinándome y entonces tus nalgas comenzaron a saltar bajando por momentos hasta mi costalito. Todos, todos, todos, estuvimos felices.