Tercera llamada

Estas no son más que palabras, son también sentimientos, de esos que desarman, que rompen, que desgarran. Y qué más da si te da igual o te importa.

Son, más que palabras, un cúmulo de fuego que arde cuando te beso entre las piernas y rozo mis labios por tu espalda dejándote la piel mojada y te marco amor con rasguños en las costillas, esos que tanto te gustan, que te evaporan, que te transportan. Y te juro que quizás aún tengo la esperanza de que nunca nadie te arañe y te muerda y te toque como yo por los siglos porque este fuego me incendia, me sacude/desmorona, me transforma en lo supremo y te llevo conmigo a la superioridad de esta y todas las dimensiones de todos los tiempos. Pero dime si acaso te miento como lo has hecho tú. Y dime, si acaso alguien más en esta u otras vidas te escribirá palabras tan bonitas, mientras sonríes en tu planeta y yo en el mío bebo los tragos que me inspiran y conspiran, con mis latidos en las manos, en la lengua, en las pupilas, en las caricias, en el tacto/en el contacto.

Te digo, más que palabras, son un grito del alma, un cristal roto, un amor incrédulo/inseguro/temeroso que no deja de colapsar Universos y traspasar dimensiones cuando te encuentro esperándome con un chocolate que me dibuja una sonrisa en la vida y me brillan los ojitos como una niñita enamorada que olvida toda lo pinche de la vida cuando te miro esperándome a las 6 con 15 para comernos la vida a besos y abrazos que matan y despedazan.

Te digo, puede que dé igual, porque igual al final no estás aquí, jadeando/gimiendo/mirándome a los ojos, estremeciéndome la piel/las pestañas/las rodillas; estás lejos, con otras almas, en otras camas.

Te digo, que igual y el viento arrasa con todo esto y en una de esas me fugo y me esfumo en un acto de magia ineludible para dejarte libre amando/sudando/queriendo/volando sin mí, en una de esas me fugo como las estrellas y me hago polvo, como el polvo en que nos convertimos estando juntos pero ahora para perderme entre la melodía del viento que se va al cielo.

En una de esas, amor, me fundo entre el fuego en un acto de magia sublime y eterno como el de aquél día cuando me dijiste que «yo era todo lo que tú querías.»

Fotografía por DIADA