Despierto.
Su aroma a tangerina. Las veintisiete notas de su cuerpo esbelto. El tibio de su aliento.
Volteo. El primer vistazo matutino. La sonrisa de mi rostro. El cabello arremolinado en la almohada.
Quietos. Frente a frente.
Te miro. Te observo. Aunque estás cerca, te echo de menos. Te anhelo.
El peso mortífero en tus párpados. El pequeño susurró de tu respiración.
Ahí me quedo. Petrificada. Esperando tu regreso de ese sueño eterno.
Fotografía: Tiago Almança