Empezaba un nuevo día, por la ventana entraba el rumor de las olas y las aves marinas, el calor húmedo de la playa inundaba la habitación del hotel y al voltear a mí costado ahí estabas tú.
Tu silueta cubierta por las sábanas era todo lo que necesitaban mis ojos para llenarse de felicidad y mi corazón para llenarse de amor.
-¿Qué vamos a hacer hoy?-, preguntaste. Y sin decir una palabra te abracé por la cintura y besé tu cuello. -Primero el amor, después ya veremos- y entonces emprendí un viaje por tu piel.
Bajar a la playa después era algo sencillo, mientras tú buscabas el mejor lugar yo fui a buscar provisiones: papas fritas y cerveza.
Puse bronceador sobre tu piel y tú lo hiciste sobre la mía.
Abrimos una lata de cerveza cada quién, salud amor, por tí y por mí.
La playa fue testigo de nuestra felicidad.
Fotografía por monkey.sapiens
Viendo pasar los días y a la vida quedar en pausa