Siempre que me mandan a Polanco voy con desagrado. No porque esté lleno de expatriados, ni porque todo se siente falso e inalcanzable. No me gusta por el tráfico. No… sigue leyendo
Siempre que me mandan a Polanco voy con desagrado. No porque esté lleno de expatriados, ni porque todo se siente falso e inalcanzable. No me gusta por el tráfico. No… sigue leyendo