En aquel universo, yo era membrana nuclear y tu cuello de botella
Acariciábamos taciturnos las carnes de nuestros bordes corporales
Redondeábamos palabras inmensas, con protones enternecidos
Cantamos versos líquidos mojados en plasma industrial
Caminamos sobre una atmósfera de plutonio
Perdimos la consciencia en puntos clave de nuestra capacidad intelectual
Nos unimos a un grupo de libélulas mientras huían de un Bosón de Higgs
Todo. Todo por ponernos a salvo de aquellas dichosas palabras que nos condujeron a este laboratorio de trastornos peculiares:
«te quiero» me dije.
«yo a ti ya no» me cambiaste.
«deja a tus dedos fluir, hasta donde el plástico llegue, verás como todo luce»
Vamos a drogarnos con endorfinas térmicas a la salida de esta nave de silicio.
Volemos hasta el próximo asteroide, intentemos saltar a ese vacío donde el caos se hace grande.
Donde tu y yo ya no nacemos,
donde tu y yo ya no estamos,
donde ya no queda espacio-tiempo,
donde abrimos supercuerdas con destino a un nuevo principio sideral
Fotografía por Gastón Suaya