Sodio corriendo por mis mejillas

No creo que tenga que pagar todos los días tus demonios.
Los dos en el mismo cuarto
y cada quien en la esquina de la cama.

Si me hablas es para prender
y convencerme de otro polvo, bebé.

Quién diría que estamos tan unidos
pero no tenemos nada en común.

Me miras de frente
pero me picheas para hablar de lo que sucedió ayer.

Se te ve lindo ese bóxer que te compré.
Corazón, hoy fingimos que todo “estaba bien”.

Yo misma me hago ilusiones,
empiezo a llenar de nuevo mis expectativas con tu falso amor.

Y todo se vuelve de color,
no quiero que te emociones.

Chingamos toda la noche
pero me recordaste como me lo hacia él.

Me hiciste sentir
que todo lo que siento por ti
no importa.

La cama está demasiado grande
para tu ego y mi ego.

Vimos a tu familia,
te prometí que íbamos a hacer como si nada.
Otro día sentada en el sofá
viendo cómo todo lo que dices son mentiras.

La tele prendida.
El gato maullando.
El perro corriendo.
¿Qué pensaría tu mama de las cosas que hacías?

Los besos nos envolvieron otra noche
qué rico la pasamos anoche
volviendo a creer que era tuya.

Llegaste tarde,
no hablamos
el humo no nos deja pensar.

Todo lo que sentía por ti se convirtió en sal
mucho sodio corriendo en mis mejillas
y tú frente a mí haciendo como si no existiera
metido en tu mundo.