Desde hace un tiempo la noche y el día cambiaron de lugares en mi vida.
Diría que estar despierto es un trámite, una lista de tareas, reuniones, rostros, charlas, vida que hay que vivir.
El día es como una sala de espera, una fila que no avanza y que tampoco importa.
Relleno mis días con trabajo, con pequeñas charlas y juegos de cartas.
Son horas incómodas, la nueva vida. Le quito la sangre a los días, poco o nada pasa, el silencio invade mi casa.
Me fuerzo por no dormir durante el día, me aferro a lo que puedo, evito mi cuarto, mi cama, el sueño que escurro por la cara.
Despierto sin luz, sin cansancio, sin alarma, vuelvo a ser mi dueño y sé bien lo que esto significa, otra noche sin sueño.
Fotografía por Edie Sunday.
Mi pasión escribir.
Mi talento fracasar.