Sobre amor y otras ausencias

S. no sabe que le escribo; yo sé que él no me escribe. No le gusta escribir – a mí a veces me gusta él.

Le escribo para no decirle que me gusta cuando me aprieta con fuerza las mejillas, aunque siempre me quejo. También para no contarle que – aunque se lo niego cada vez que me lo pregunta – sí me da sueño cuando él va manejando, y que me da miedo que me conozca tan bien a veces  como para poner nuestra canción favorita al verme cerrar los ojos y, de inmediato quitarme el sueño porque sabe que la voy a querer bailar. Con él.

S. no le gusta decir te quiero.
A mí ni siquiera me gusta hablarle.
A los dos nos gusta abrazarnos

en silencio.

Fotografía: Tomé Duarte