Aquellas partes de mi

que actualmente daba por perdidas

que ni siquiera reconocía más

siguen vivas cuando las vuelves a nombrar.

Cuando me escribes diciendo “esto me recuerda a ti”

y resulta ser algo que ni siquiera me gusta más,

cuando me dices “tú sueles reaccionar así”

y yo ya no me reconozco a través de esas palabras.

Conocí otros matices, me salí del blanco y negro,

incluso podría afirmar que lo único que no ha mudado es mi piel.

Yo ya no soy lo que fui ayer, yo ya no soy quien fui contigo.

Crecí, nuevas raíces se formaron partiendo de la nada, de una semilla frágil.

Yo ya no soy más la persona que vive en tu mente, te suplico que mates esa versión mía,

no necesito que coexistamos.

Por eso no me gusta que aparezcas, no vuelvas. No vuelvas.

No vuelvas porque yo no volveré ni un poco integra de acuerdo a tu ideal de mi ser.

No vuelvas.

No estoy. Fui, pero ya no más.