Me gusta sentarme a su lado cuando escribe o cuando lee,
me da tiempo de inventar cualquier pretexto para quedarme cerca
y así aprovechar para verle de reojo.
Le miro cuando cree que nadie le voltea a ver
y soy espectadora de sus más íntimos gestos.
Sus risas, su respiración, su parpadeo…
Me gusta sentarme de frente a él mientras escribo esto
y veo como se arremanga el suéter
y frunce la frente,
y le da un trago al café…
Me gusta escribir de lo que está pasando porque significa que estamos siendo.
Fotografía: Valentina Varas
Me (des)enamoro seguido para poder escribir.