Será, qué será?

Qué será el sentir fuego, qué será el querer apagarlo y no poder, qué será que si apago el fuego, ¿se quemará todo al rededor mío?

Qué será, qué será lo que pasa aquí, contigo.

Mientras yo ardo, trato de pensar bien mi siguiente movimiento, en medio de las llamas, aún no me quemo, solo me regocijo en el calor, la flama que cada vez se eleva más. Pero me desespero al no verla arder dentro de mi, solo quiero eso.

¿Solo quiero que arda DENTRO de mí?

Pero qué pasa si también quiero quedarme con la llama y hacerla mi compañero, lo que sea que dure este trayecto de este instante de mi vida (ojalá sea para siempre, perdón la intensidad si estás leyendo esto ahora, en serio, perdón).

Pero luego entiendo que este calor es ajeno, que esta llama no es mía, me pongo triste y soy solo agua, agua mojada, agua que se arrastra.

Este ser no se quiere atormentar pensando, pero piensa tanto y en círculos y todo el día y encuentra cosas que no tienen explicación más que tener que volver a la llama, al ardor, a lo caliente que se le presenta adelante y no sabe qué hacer o cómo reaccionar, solo se queda observando, queriendo y se acuerda de aquella conversación, de esa química, de esos mensajes y las pistas ESTÁN, vaya qué están, pero

pero

pero hoy no, hoy soy agua y prefiero pensar, prefiero ser realista hoy.

(al final del día, qué será,

ojalá que sea)