Es que no sé si es cortante por naturaleza o porque no le importo. Yo mismo, en algún momento de mi vida, me he visto forzado a ser cortante con otros cuando me valen madre. El caso es que me importa, la verdad sea dicha de paso: la amo.
Pero la amo en secreto. Ella tiene novio. No me acuerdo del nombre del fulano, pero estoy casi seguro de que es de otro estado; que vino a hacer una residencia a la ciudad porque le otorgaron una beca y la conoció en los pasillos de la fundación. La invitó por un café y, ¡pum!, que terminan siendo novios y yo aquí, puliendo una estrategia para conquistarla y quedando como un completo pendejo por no reaccionar a tiempo.
Ella podría hablar más de él en mi presencia, pero no lo hace. Quisiera creer que muy en el fondo sabe que yo tenía planes para invitarla a salir y, si todo iba tan bien como con él, para que fuéramos novios. Ahora me ve y no dice nada que no sea referente al trabajo; que sí ya se descompuso la fotocopiadora, que si ya pedí mis días de vacaciones, que si ya anoté en mi calendario las residencias que están por vencer. Antes me preguntaba si tenía novia, si estaría libre la semana entrante, si me gustaba su nuevo corte de cabello. No sé, supongo que algo querría decirme con todo ello, aunque todavía no estoy muy seguro de qué.
(1990- ¿?). Gestor cultural, bibliómano y colaborador constante de publicaciones digitales.