Te quise frío, al principio. Te quise discreto, quedito, incluso. Te quise viento, lluvia. A pasos ligeros que deliran y danzan. Como un murmullo lejano, una luz muy tenue en la distancia. Pero gota a gota, se transformó en diluvio. Ahora, te quiero carmesí. Ahora te quiero fuego, torbellino de gritos y fieras. Te quiero rojo vivo, que quema, destruye y desgasta. Irremediable tormento que habita mi carne y zanja mi piel. Te quiero absurdo, inoportuno, inadecuado. Rojo sangre brillante, ardor dulce y calor punzante. Aquel rojo que escribía que tu a mí, ni frío, ni fuego, ni nada.

Fotografía: John Kilar | Instagram