El dolor es persistente, no entiendo cómo puedes seguir aquí -su dedo índice se postró en una parte de su cabeza- ella sin entender nada prosiguió. ¿No entiendes todo el dolor que siento verdad? Te pondré en contexto, los últimos años mi agonía comenzó , resulta que una ocasión revisando mi carpeta de fotografías, apareciste como sí me dijeras mírame, sigo aquí, ese día me cuestione las coincidencias de la vida, ¿te has puesto a pensar en lo que a veces dicen las gentes? que cuando alguien te piensa aparece algo de esa persona, ya sea una foto, una carta, o simplemente un recuerdo, pues así me paso y después en un sueño te vi bajar del metro, fue algo raro, no lo podía creer, eran demasiadas coincidencias, íbamos en el mismo vagón, pero sin saber que íbamos en el mismo, tú te sitúas a un costado de mi asiento. Bueno ese día mi mundo se derrumbó, no entendía nada; sí así eran las coincidencias, pensé que me extrañabas, pero pasó mucho tiempo hasta que quise hablarte, porque te recordaba constantemente. Te habías perdido en toda la mierda, quería saber si estabas bien.
Eran las nueve de la mañana, ya no había nadie en casa, por sí lloraba nadie lo sabría, entonces me decidí hablarte, por eso me encuentro aquí frente al espejo pidiéndote que regreses, que aunque hemos cambiado, quiero que vuelvas, si en algún momento nos alejamos es porque no sabíamos controlarnos, nos hacíamos daño, pero ahora te quiero de vuelta – en ese momento comenzó a llorar, se vio fijamente al espejo, y con la voz más suave, delicada y tierna pronunció “he aquí que me doy cuenta que me quiero, que me perdí un par de veces, mis acciones nunca han sido las mejores, se que la he cagado” en el instante que pronuncia cada palabra se estaba perdonado.
Fotografía por DIADA
Escribo por gusto, siempre he pensado que las letras logran penetrar el alma.
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