Me hundo en ti. Caigo al vacío cada noche, rebotando, como si me hubiera salido del camino y fuera ladera abajo. Sacudo los brazos. Me gustaría abrazarte pero lo único que conservo son fogonazos de nuestra historia. Observo un paisaje a través de tus ojos. Todo es hermoso y está libre de interferencias. Te cuelas en mis sueños para ocupar el rostro de otras personas. Actúas como un fantasma al que no consigo dar esquinazo. Pero aunque supiera cómo; aunque me colocaran un revólver entre las manos y me dijeran que apuntándote al corazón dejarías de aparecer en mis sueños, no sería capaz de acabar contigo porque he aprendido a rodar por las laderas para no hacerme daño; he aprendido a convivir con tu rostro en todas partes, aunque sólo sea un espejismo repleto de púas.
Fotografía por Denis Ryabov
Japón. Un libro. Lápices de colores. Blade Runner. Lluvia. El olor de la madera. Caminar por el bosque. Puedes encontrarme por ahí…