El odio,
el rencor,
no nos lleva
a ninguna parte.
Pudiste herirme,
no sin herirte también.
Pudiste dejarme,
no sin morir también
de miedo,
de rabia,
de impotencia.
Pero es que no ves.
Es que tú no sabes
quién soy yo,
a quien amaste,
a quien tuviste.
Quisiste a alguien
que no conoces.
El amor y
la pasión,
que le darás
no te llevará
a ninguna parte.
Pudiste amarme
por un tiempo eterno,
pudiste entenderme
sin pedir explicaciones,
sin tibieza,
sin expectativas,
sin exigencias.
Pero es que no viste,
tú nunca supiste
quién soy yo,
a quién tenías,
quién te amaba.
Sí, te amaba.
Como nadie te amó.
Pero el odio,
el rencor,
no nos lleva
a ninguna parte, no.
Te llevó a perder
a quien yo era.
No soy la misma
antes de ti
ni ahora.
Es que tú no sabes
quién soy yo,
a quien quisiste
volver alguien diferente,
a quien tuviste
y perdiste
para siempre.
Es que tú no sabes
quién soy yo,
en quién me convertí
y, si, te odio…
tú no lo sabes.
Fotografía por Katya Mamadjanian.
Ciudad de México, 1994. Ha sido reportera de temas políticos, sociales y anticorrupción en El Universal y en La Silla Rota. Estudia lingüística en la UNAM. Escribe, escribe y escribe.