Hoy fue nuestro reencuentro y antes de salir de casa me miré al espejo, me dije ¡NO! … caminé hacia tu presencia nerviosa, aún no descifro lo que provocas en mi, arreglé mi cabello varias veces, tú quizá no lo notaste y sólo sonreíste. Todo el camino lograste hacerme reír, adoro esa magia que tienes, logras borrar todas mis tristezas, quizás por eso te considero el mejor. Llegamos a tu casa, nada ha cambiado desde la última vez que estuve ahí, vimos la televisión con una cerveza en la mano, mi promesa seguía intacta, en eso el pecado apareció ente nosotros, tomaste mi mano y me llevaste a tu cuarto, la ropa abandonó nuestros cuerpos, mi cabeza en señal de protesta negaba la acción, pero la entrepierna enmudeció la lógica y entraste en mi, ni te imaginas lo mucho que te extrañaba, cada noche mi mano trataba de imitarte, pero hacia esfuerzos en vano, la realidad es perfecta, la fantasía solo un sueño. Mi promesa quedó por los suelos, ese “NO” frente al espejo se desvanecía, mientras mis oídos te escuchaban gemir, mis piernas se abrazaron a tu cintura, no quería dejarte escapar, cada movimiento era una rima que ensamblaba perfecto con la melodía del placer, que al revolcarnos entre tus sabanas íbamos componiendo. Al terminar, la magia se fue, me alisté y regresé a casa, todo mi ser vibraba, sólo tú lo haz logrado… regresé a mi vida de fantasía donde no existimos… donde sólo somos.
Fotografía: subway rat
Escritora de media noche y actriz en el teatro de tragicomedias llamado “vida”