Dices que son puros lamentos Yo estoy cansado de que la gente que quiero se vaya Que se vayan volando con las manos sucias y la ropa húmeda Un vacío hay en el cielo que desgasta el cerebro de los soñadores El sentido muestra el camino, lo pinta y lo arroja al caminante Pero hoy estoy cansado, y tú no gesticulas Sonreír y no querer más que un piso Una tumba para ser invisible Para desaparecer de los ojos bonitos que circulan por la calle Corren por el rumbo del faro danzando esperanzas Tú no sientes el calor que a otros enrojece y a mí me da igual, me importa poco pues prefiero la fineza de un vaso que siempre tiende a marear el sillón Hoy un poco harto, con recuerdos delicados del amor que todos quieren Sus colores que terminan oxidándome hasta llorar y desear a la amada noche Recuerdos que zumban La ventana cerrada y los astros cortejándose Yo no quiero empezar, sino estar, estar, estar Mi cabeza ya no siente la bondad de una almohada Nada nos quedó, cariño Todos, todas se van… ¿Quién me da lo que más anhelo? Tú me sigues viendo, y yo cansado Quiero mi losa Quiero divagar sin la opresión del mundo Y cuando el guion se acabe poder sentir tu mano acariciando mi rostro Sin petardos que exploten como colofón Quiero mi tumba Tus ojos planos dimensionándose Ven, déjame recostarme en tus piernas No son lamentos, quiero tenerte a mi lado Porque estoy cansado y quiero mi tumba.
Editor, lector y un caminante de la literatura.