Querida xxxx,
Aún no sé muy bien por qué te escribo está carta, pero me aseguraré de que no llegue a tus manos.
Quiero que sepas que desde hace un par de días he empezado a confundir tus ojos canela con las hojas que descansan al borde de mi camino. Ya no distingo entre mi otoño y ese que se aloja en tus pupilas cada vez que cruzamos miradas; me siento, y no me siento. Me reconozco muy poco desde que empezamos a intercambiar palabras, y sin embargo te confieso que produces una estampida en mi corazón cada vez que observo el deambular de tus labios. He prestado atención a cada palabra que produce tu boca, las imagino en mi boca, y sé que podría enumerarlas. A ti, a cada espacio de silencio que provocas.
Estoy preocupado, por no saber quién soy cuando estoy contigo. Estoy preocupado por no diferenciar tu caminar con el danzar de un ballet de música clásica. Bailas, o te mueves, y el viento es tu aliado, el de tu cabello. Hay música, en cada uno de tus movimientos. Te mueves con la fluidez necesaria para que el tiempo sea tu esclavo. Te mueves con la delicadeza de tus pétalos. Soy de ti, te pertenezco por la vulnerabilidad de mi ser cuando se encuentra con tu presencia.
Tengo miedo de esto que siento. Tengo miedo de que nunca llegue a ti esté sentimiento. Pero te escribo aquí, y me aseguro de que se torne imposible que me leas, por la cobardía de que esto pueda modificar mi mundo interno. Eres lo que quieres ser, y también eres eso que me complementa.
Don’t wanna sleep,
Don’t wanna die,
Just wanna go a-travellin’ throught the postures of the sky.
Con amor y en secreto,
xxxx
París, Francia.
Le Jardin du Luxembourg
16/10 – 5:35 p.m.