Fotografía por Santo

Que tengo la fuerza de un huracán, se rumora
la certeza rebelde de un harakiri
Que soy
la madre que ahoga a su hijo para que no pase hambre
o el gen que olvida un idioma
tal vez
Que mi crueldad es la misma del veneno
y puedo aún ser benévola, casi milagrosa en mis intentos.
Que si no mato, curo
La daga
La corona de espinas
Bruja maga o sanadora
Mitos heroicos o herejes
Sin embargo, soy un emblema mucho más simple;
el agrado mustio de las hojas al caer
sangre que por inercia, bombea
la simpleza generosa de la respiración, que aunque quieta, vital

No soy piel para lascerar
mi corazón es endeble y se rompe de maneras irremediables
Lloro por gentilezas que me invento terribles
Estoy cansada de repetir mantras e invocar a fuerzas destructoras
No tengo que aprender a ser fuerte,
tú tienes que aprender a no herir;
Si la fruta cae porque está madura,
el jugo se pudre sólo porque no hay quien lo beba
y el desperdicio de la ofrenda es para los pobres del espíritu.

Soy adorada en la complejidad que otros se inventan:
se pintan los paisajes que me conforman y los imaginan tórridos, dolorosos, poblados de un cardumen suave
pero yo estoy conforme con mi nobleza inútil:
estas palabras no sanarán a nadie, no acabarán la guerra ni prestarán entendimiento
no harán del mundo un lugar más bello o más seguro
No soy letal como quisiera
afortunadamente soy frágil y puedo morir por un pinchazo
un empujón o una leve lancetada.

Así, tristemente mediocre
no mediocre de una manera brillante
no el carbón que pules y ahora refulge
soy carbón humedecido
leña verde
No soy un prodigio
tampoco un metal callado en su hermosura
Soy el talón de alquiles
El atracón la alarma perdida
decepcionante sin culpa

No saldré adelante
Nunca alcanzaré el grado último de todas mis inteligencias
No saldré adelante
No me superaré a mi misma
me quedaré estancada en mi one hit wonder:
ignorar las grandes ideas para poder habitar mis instantes
esa entereza: gloria robada

Temo tantas cosas amorfas que no tienen nombre
Creo que vendrán a cazarme si me quedo sola
y eso no me hace infantil sino predadora
Estoy enojada
Ardo
Mi erotismo no me saca a flote y la alegría es un mármol que se talla
la pieza ardua en la vida inacabada.

La puerta está abierta:
vete
ave interna
vuelo truncado, te digo:
mi cuerpo no es un sanatorio
no hallarás tu cura
no es un oráculo
perderás todas tus certezas
no es un páramo o fuerte para un herido guerrero
Yo soy esa guerra de la que huyes

la mano que talló la lanza para herirte

la duda que ahora te atormenta

la nombré yo.

Mi cuerpo se está quemando y sólo ahora sé
que el amor es un oasis
más bien el desierto que me deja exhausta
No es aquella compleción
el mito
Nada de lo qué me faltaba lo encontré amando
pero sí mientras labraba la dura tierra
de compartir la vida.

Anda, animal falto de destreza
ámame para quebrarte tú
no para adorar lo tuyo que ves en mí
ignora en mi brillantez tu reflejo
deja que se apague para llegar a tu ceguera
Abandona tu certeza del amanecer
y apreciarás la partícula primera de la luz
deja que te humilde la majestuosidad de la aurora
y descubre si es ante toda la belleza que pierdes tu poder.
Detén tu vivir agazapado
comenzarás a ver la vida
más allá de presas y cazadores.
Esto no es una alabanza ni un sacrificio
pero es como darle más oro a los ricos:
inútil gracias a su desdén insaciable.
En tus propias honduras ahógate
para todos es hermoso el primer reflejo de nuestra agua
pero más allá de lo obvio
mora un desafío para tu propia lucidez.

Desnudame para tocarme a mí
no lo que imaginaste que había bajo mi piel
no invoques al animal dormido que en mí habita
porque no existió nunca
endereza tu espíritu a la altura tosca de mi carne
pues nunca seremos iguales
Yo soy terriblemente humana y mi gen de origen nunca será lo salvaje
si no la primitividad
es esa mi cólera y mi condena
pero es una más ligera
que aquella de saber que el sueño que acurrucas bajo tus párpados
no despertará en mi carne
si no en la larga sombra
de tu hermosa ineptitud.