Psicosis cannábica en el paraíso

Detrás de la palabra está el caos. Cada palabra es una valla, una barra, pero no hay ni habrá jamás suficientes barras para formar la reja.

Henry Miller

1.

Converso con el Duende del Jardín,
tono huraño, palabras de polen.
Sobre el humus orinamos,
ya vencidos por la extrañeza.

“Hola, criaturas de barro,
soy la puerta y la silueta
que cierra sus grietas
al otro lado del frío…”

La intemperie se torna áspera,
la piel es corteza
caricia de larvas.

Me planto en espera,
algunos metros Bajo tierra.
El Duende escarba
al otro lado del jardín con su pipa.

Pasan horas, pasan días
pasa un perro huyendo de la muerte.

Me siembra la muerte
las hormigas arrancan mi pellejo
aprendo las silabas del gusano.

Pero, por qué,
Duende amigo…

¿Por qué soy incapaz de echar raíces?

2.

Después de mucha espera,
hoy por fin las flores me mastican.
Después de mucha espera,
voy convertido en pared del Xilema.
Después de mucha savia,
el secarse al borde del abismo.
Después de tolerar la altura,
solo el desprendimiento resta.
Después de tantas copas
tantas sequías sin conocer el suelo…

Arder,
Arder,
Arder…

3.

Dios,
solo te pido
que sean niños felices
los que pisoteen mis cenizas.

 4.

Soy un Ángel de Carne Y grasa,
justo ayer…
justo ayer perdí la fe.
colgando en el gancho
mis ultimas plegarias,
repaso el sermón de los hombres felices;
todos los herederos de la tierra llevan joroba:

Todos presumen sus narices
jugando, a ver quien olfatea
la mierda más reciente.

Me siento a mutilar mis alas…

“y esperar la recompensa
reservada solo para aquellos
que tuvieron el valor
de quedarse en el amargo camino”

5.

Háblame del cielo, Duende amigo.
háblame de luz.
De las hojas
de la Rosa…
háblame, que estoy proscrito
y necesito conocer el más allá.
Lo que hay después
del lodo
de la espina.

Fotografía por Pierre Wayser