Fue algo que dijo el único tripulanta de la nave Volstok-1, cuyo casco se podía leer las iniciales que fueron escritas tansolo 20 minutos antes de partir:
CCCP.
Llevaba mucho que no se lanzaban cohetes, nuestra Guerra Fría nos había puesto en alerta por cualquier cosa que pasara, Gagarin llevaba lo que en ese instante se consideraba como lo mejor que la humanidad podía ofrecer, sus esperanzas, sus ambiciones, una pistola Makarov cargada en el espacio y toda la ilusión de una generación que soñaba con conquistar las estrellas y saber si se encontraría con Dios.
Ya era tarde, suena “Poyéjali!” como el banderazo de salida, Yuri siente lo que no te cuentan en todas las expediciones espaciales, lo verdaderamente difícil, el sentir como tus venas y las tuberías de la nave se someten con tu sangre y el Nitrógeno líquido bombeando a la par del crujir del fuselaje de aluminio y del traje al pelear contra la Fuerza G.
Pasaba mucho y nada a la vez en la cabeza del cosmonauta soviético, como C. Colón cuando se hallaba en otra latitud conquistando en lugar de descubrir.
No hubo transmisión en un buen rato, lo que sí se sabe es que dijo la verdad:
“La Tierra es Azul” y “Pobladores de la Tierra, salvaguardemos ésta belleza, no la destruyamos”.
Con ello logró que el Vostok-1 se volviera su hogar por 118 minutos aproximadamente, barco y capitán a la vez que se cambiaba el destino de la humanidad.
Esta gran misión no se realizó con el fin de mandar a alguien al espacio, ni por ponerse al frente de la carrera espacial, Yuri Jruschov y Alexéi I tenían la duda del millón, algo que se preguntaban más que unos pocos:
¿Estará Dios allá arriba?
Poco tiempo después de ese viaje, en el Kremlin, Nikita lleva a Yuri a su lado y le pregunta si había visto a Dios allá arriba, Yuri bromea y le dice que sí, que Dios estaba allá arriba; Nikita se alivia y le pide a Yuri que no se lo diga a nadie.
Alexei I le hace la misma pregunta, Gagarin traga antes de responder y en tono serio le responde y sin bromas:
– Perdone padre, desgraciadamente no lo vi.
Alexei le pide a Yuri Gagarin:
– Te pido, Yuri, que por favor, no se lo digas a nadie.
–Favor de leer escuchando “Claire de Lune” Claude Debussy–
Fotografía por Michael Gershtein
Soy un programador de Puebla que ahora caza sus anécdotas mientras sigue frente a la computadora de una nueva oficina.