Poema del veterano francotirador

En el fondo siempre lo sabes,
un día cesan todos las explosiones,
los premios se transforman en
saludos mezquinos sin calles de Honor.

La guerra para el Estado vencido
se transforma en un recuerdo
amargo y vergonzoso,
como la mermelada de confusión,
fango y sangre que
llevabas a cuestas a campo Traviesa.

Un día tu vista ya no enfoca
en la distancia de balcones y señoritas
ligeras de ropa.

Un día el sol de pronto deja de brillar,
tus manos se hacen pesadas, pero ni falta que hacen
si sólo hay motivación para saludar a la nada.

Cuando el estado no te deja comprar munición
porque quizás sospechan que quieres
apuntar con gracia
para volarte los sesos.

Fotografía por Coastal Driver