Playlist de 0 a 25 años

Cuando mires atrás en tu vida ¿Tendrás el valor para enorgullecerte por tus logros y la compasión para perdonar tus errores?

Desde que tengo memoria he estado en medio de un campo de batalla que me insiste en elegir un lado para combatir: Piensa esto, gusta de esto, júntate con tal o cual persona. El primero de estos recuerdos es en el núcleo familiar, esta música significa esto por lo tanto debe gustarte, esta es de otros, de delincuentes, de pobres, asi que no gustes de ellas y mas importante aún, no gustes de ellos. Evidentemente en la mente de un niño no se piensa de esta manera, ahora con cierta edad y un criterio propio puedo poner en retrospectiva mi infancia, me hubiera gustado no haber participado en esos discursos de segregación pues ahora entiendo que son infundados y que más allá de separar a las personas de sus gustos musicales existe una correlación que nadie debería separar.

Pero como dije antes, era solo un niño, fuese como fuese, las bases para mi gusto musical estaban cimentados en los gustos de mi familia, mismos que sintieron el primer gran temblor al momento de que fui a la escuela, pues cuando me relacione con otros, el deseo de agradar me invadió, quería pertenecer, admirar a sus ídolos  vestir como ellos, claro en un primer momento no fue por la música en sí, sino por acercarme a ellos. Un niño que quiere amigos se disfraza y tarde que temprano se convierte en su disfraz, ese fue mi caso, aprendí apreciar la música del grupo incluso cuando el grupo ya no existía y sin darme cuenta terminé siendo alguien diferente.

Ya entrada mi adolescencia sentía que vagaba, parecía que buscaba encajar, que lo que me gustaba respondía a con quien quería estar, mi identidad era agua que cambiaba de vaso, plato o a veces hasta charcos, me di cuenta de que era un extranjero de mis propios gustos, mi playlist para ir al colegio era una mezcla de punk, metal, jazz, electrónica y cumbias, reguetón y otros géneros de personas que fueron y vinieron. No paso mucho tiempo antes de darme cuenta que el como yo hacía vínculos afectivos era por medio de la música, ya sea a través de las canciones que llevaba conmigo o de unas ganas que iban más allá de eso y que nacían con un intenso deseo de estar con alguien en ese momento un nuevo genero se sumaba a mis gustos.

Sin embargo, las preocupaciones del adolescente son diferentes al del joven adulto, paralelamente a la música existieron otros sucesos que me formaron, aprendí, esta vez con un criterio propio, sobre mi familia, mis amigos, mi espiritualidad. La idea de este vagabundo dejo de molestarme, francamente en este primer cuarto de mi vida me di cuenta de que ser el agua que se adapta no es algo que sea necesariamente malo pues aprendí de mucho y de muchos, mis gustos musicales se expandieron mucho, tuve la oportunidad de conocer la música de países lejanos, conocí a gente increíble.

La música me formo y tal vez esta mal que lo diga pero estoy orgullo de lo que soy.

Fotografía por Abel Ibáñez G.