Nos citamos en el bar llamado 1968, ubicado en el centro de la ciudad. Me dijiste que llevarías puesto un sombrero fedora negro y lentes oscuros. La ansiedad de verte por primera vez empezó a incrementar. De repente cruzaste la entrada y lo primero que se me ocurrió hacer fue levantar mi mano para que me vieras. Te acercaste y me susurraste al oído: “un dron nos espió por la ventana” me picaste el ojo y en ese momento un tipo llamado Charlie Kaufman se puso a tocar en el escenario. Mientras el mesero nos traía las cervezas y unos rábanos asados para acompañar, encendiste un lucky strike. Entre improvisaciones y sonidos estridentes, te arrebaté el cigarrillo, le di una calada y te empecé a besar.