Esta vez quieres ser un pájaro.
Olvidarte de los ramilletes y las veladoras
las limpias, el incienso o el copal. Sabes que es suficiente con el aroma de una desgarradura
que portas no tan alegremente desde que abriste la boca
por primera vez.
La policía entrará a las casas
incluso si tienen sangre de cordero en el dintel.
Tu piel se deshojará a la menor provocación y lo sabes.
Resbalarás con la mirada fija de todes les niñes a tu alrededor asombrados
que observan tu cicatriz por navajazo
llenarse de hormigas y azúcar. Pondrán ramitas de laurel con romero a tu alrededor. Vendrá la prensa local. Llevarán cestas de fruta hasta tu puerta.
Ya no serás el huérfano malvisto de la calle,
habrán guirnaldas por donde tú pases
y te llamarán Milagro.
Olvidarás que tienes memoria.
Sabrás qué es estar bendito e incarse a los pies de la gente para desearles buenas cosechas.
Tu casa será el asfalto que tocas y sobre el cual te corres
donde las muchachas por la tarde juegan stop
y se curiosean las faltas unas a otras.
Lo que salga de tu boca se hará rezo. Lo que mande tu navaja se hará ley.
Y no habrá hambre mi chamito, se borrará esa palabra del diccionario para ahogarse por siempre en el océano
desaparecerá el hueco en nuestros estómagos,
esa es la verdad que te cantan estos versículos para bendecir a los malandros.
Monterrey, 1999.
Poeta y ensayista. Becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas en su curso de verano. Ha participado en el 2do y 3er Coloquio de Mujeres Filósofas. Su trabajo se ha publicado en diversos medios, entre ellos la antología de escritoras mexicanas Monstrua. (UNAM, 2022) Actualmente reside en Mérida, Yucatán.