Charlie Kaufman escribió mi vida. Era —obviamente— una metanarrativa, en tercera persona como si un dron nos espiara desde la ventana cuyo ojo es una audiencia. Lucía como la psicodelia de mil novecientos sesenta y ocho, los humos de varias plantas tenían muchos colores y parecían un rábano con abundantes raíces y tallo enredado.
Desperté en primera persona.
Fotografía por Richard P J Lambert
A veces escribo.