Llegó hace un rato. Abrió la puerta, recargó la maleta en la pared de la sala y se sirvió agua.
Cuando pegó la boca en el vaso empezó a escurrirle por el cuello, traía una sed…
Luego volteó, me miró, levantó la cabeza saludándome y sonrió.
Estuvimos un rato ahí.

Fotografía por Abel Ibáñez G.