Siempre he pensado que todos tienen expectativas muy altas sobre mí y eso me pesa porque sé que nunca seré ni haré lo que suponen que yo haga.

Desde niña lo tengo: obstinada, terca e impulsiva; víctima del poco manejo de mis emociones y casi nulo arrepentimiento sobre lo que hice alguna vez, no te confundas, no soy un ser despiadado que nunca se arrepiente y no piensa en lo que hace antes de que esté hecho o dicho, solo me cuesta un poco más de trabajo hacerlo y ahora que ante la ley soy considerada un adulto, no le puedo echar la culpa al abandono materno del cual fui víctima hace mucho tiempo.

Intento mantenerme al margen de cualquier situación, pero siempre hay alguien ahí, esperando a que haga o diga algo que no voy a hacer o a decir y luego… luego se decepcionan de mí porque no actúe como ellos esperaban.

Me ha pasado muchas veces y creo que ya no me gusta disculparme por no ser como la gente espera.

No esperes nada de nadie y mucho menos si se trata de mí.

-Agosto 2017.

Fotografía por DIADA