No salgas de ahí

Debí deshacerme de ti cuando pude. Sueles asomarte desde el clóset y ruegas que te lea, que te huela, que te llore, que te piense.

Me visitas en las canciones, en los libros de Zafón, las calles de la Condesa, un whisky en las rocas y el sabor que dejabas en mis labios al besarme.

Te leo cada fin de semana buscando respuestas entre las cartas. Todas me dicen lo mismo: háblame.

Ya no esperes a que esté afuera de tu casa, a que te acaricie el rostro, yo ya no quiero tus besos en la frente y tus susurros diciendo consentida.

No te atrevas a salir de ahí. No salgas del clóset.
Quédate ahí, para siempre.

Fotografía por Ludwig van Borkum