(No) hablar más

Vibra mi celular y mi instinto automáticamente piensa que eres tu.

Vibra mi celular dos minutos después y pienso que eres tu, pienso siempre que eres tu.

No hablo porque me da miedo a gastar la conversación, no hablo porque es prohibido, no hablo porque no quiero aburrir, no hablo porque me estás empezando a gustar y es mejor quedarme callada a continuar algo que me da miedo si quiera iniciar.

Me acuerdo de tu cara, tus labios, tus ojos. Esos labios que fantaseo con besar. Ese pensamiento continúo se pierde en el deseo y no lo puedo controlar, me asusta no poder hacerlo, qué decepcionante no poder controlarme en esa fantasía que dura unos segundos, un instante, qué débil ser resulté ser (siempre lo supe).

El tiempo me da miedo porque no quiero que esto se vaya, no quiero que se vaya nunca.

Me gusta tu presencia. Hablar contigo horas y horas. Música, cine, arte,

Tengo esa fantasía de nosotros dos leyendo guiones al amanecer, echados en la cama con lo que sea que nos caiga encima del cuerpo, riendo, enamorándonos más del arte, construyendo cosas, ya pequé.

Y decido canalizar todas esas fantasías, todo ese fuego, todo ese mar y todas esas historias de suplicio, en textos que no leerás, porque si no, este nudo que tengo en la garganta que aumenta cada vez que te pienso, se haría insoportable de sostener.

Ya no sé qué más estoy diciendo. Mejor dejo de hablar, otra vez.