Del caos surgen pequeñas variaciones que, en condiciones iniciales, pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, imposibilitando la predicción a largo plazo.
Del caos buscamos comprender lo que nos hace dudar, desmantelar los complejos y aferrarnos con seguridad a lo que nos permita vernos lúcidos de nuevo.
Del caos en mi vida llegaste un buen día, a decir verdad no recuerdo la fecha en específico.
Ahí estabas tú, jugando con las miradas y las risas. Moviéndote sutil y audaz entre la multitud, todo iba bien, parecía una grata casualidad. Pero, nadie recibe un aviso oportuno cuando las cosas están por cambiar, no hay un botón de eyectar, mucho menos pensar que te puedes aventar del barco, cuando bien sabes que el capitán es el ultimo en abandonar la nave.
Entonces, un día estábamos caminando junto al Rin, hacia frío en ese otoño alemán del que todos hablan pero pocos han sentido. Todas esas casa viejas de un legado ancestral, todas esas ruinas debajo de una ciudad muerta.
Tomaste mi mano y me miraste como sólo tu sabes hacerlo, sentí caer tu presencia sobre la mía abrazándome en el aire otoñal.
No había nadie, no era necesario, estábamos inmóviles de frente al futuro. Abrazando el caos que cada uno representaba para con el otro, creíamos saberlo todo, pensamos que todo sería diferente, como los enamorados pecamos de inocentes buscando casualidades, buscábamos nieve en el desierto.
Fotografía por Coastal Driver
Subo montañas, diseño movimientos, escribo lo que veo, digo lo que siento.